Establecido hace más de una década en Alemania, el violinista chileno vuelve a encontrarse con la Orquesta Usach para interpretar el Concierto en mi menor de Felix Mendelssohn, en dos conciertos gratuitos: este miércoles 28 en Quinta Normal y el próximo 4 de septiembre en el Teatro Aula Magna Usach.

Gustavo Vergara Aravena. Foto: Víctor Bustamante.

Gustavo Vergara Aravena (Talagante, 1986) es de esos músicos que pueden transitar por territorios diversos. Vive en Karlsruhe, al suroeste de Alemania, y su puesto en la Ópera Estatal de Baden lo obliga constantemente a abordar repertorios variados. En paralelo, amplía su radio de acción: además de tocar regularmente con orquestas en Frankfurt, Saarbrücken, Colonia y Münich, se involucra en otros proyectos.

En las últimas semanas, por ejemplo, estuvo en el festival Immenklang, en las cercanías de Tübingen, para ser parte de un ensamble que tocó la Noche transfigurada, de Arnold Schoenberg, junto a piezas del compositor argentino Osvaldo Golijov y el finlandés Olli Mustonen. Antes, ha estrenado obras de autores contemporáneos, como el argentino Jorge Horst y los chilenos León Schidlowsky y Francisco Goldschmidt, pero también ha trabajado en torno a la música antigua. Su currículum incluye colaboraciones con Petra Müllejans, concertino de la Orquesta Barroca de Friburgo, y con ensambles como la Orquesta Balthasar Neumann, bajo la dirección de Thomas Hengelbrock.

“En realidad, creo que soy bastante curioso y siempre trato de hacer cosas diversas”, dice Vergara Aravena, quien estudió en la Universidad de Chile y fuera integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, durante tres años. Luego se perfeccionó en la Escuela Superior de Música y Artes Escénicas de Frankfurt del Meno y en la Escuela Superior de Música y Danza de Colonia.

Entre esa multiplicidad de actividades, ciudades y repertorios, ahora Gustavo Vergara Aravena tiene dos días marcados en su calendario, para tocar  el Concierto en mi menor de Felix Mendelssohn junto a la Orquesta Usach, bajo la dirección de Javier Álvarez Fuentes, otro chileno avecindado en Alemania. El próximo miércoles 28 de agosto estará en la Casona Dubois de Quinta Normal (19:00 horas, entradas aquí) y una semana más tarde, el 4 de septiembre), actuará en el Teatro Aula Magna Usach  (19:30 horas, entradas en Portaltickets).

Después de 2010 y 2019, será la tercera vez que la Orquesta Usach lo reciba como solista, un rol que también ha cumplido con agrupaciones como la Orquesta de Cámara de Valdivia, la Sinfónica de la Provincia de Rosario (Argentina), la Filarmónica de Montevideo (Uruguay), la Sinfónica UnCuyo de Mendoza (Argentina) y la Sinfónica de Lima (Perú).

En esta entrevista, Gustavo Aravena Vergara habla del Concierto en mi menor de Mendelssohn, de su presente en Alemania y del vínculo permanente que cultiva con el ambiente musical chileno.

Gustavo Vergara Aravena junto a la Orquesta Usach, en 2019. Foto: Gary Go.

“Este concierto de Mendelssohn es uno de los pilares de la literatura del violín, sin lugar a dudas. Eso se nota no solo por la gran calidad musical que tiene la pieza, que es una cosa indiscutible en alguien como Mendelssohn, sino también por sus desafíos técnicos. Yo pienso que también se basa mucho en el desafío de la simpleza. Mendelssohn se caracterizaba, en su manera de escribir, por su simpleza y por la fineza de su escritura. Es una pieza escrita de una manera muy liviana, ligera, pero a su vez no es superficial, sino que es una música muy profunda y muy emocional. Muy pocos compositores se han podido dar el lujo de escribir de esa manera”.

¿En qué tipo de compositores estás pensando?

Mozart, por ejemplo, se caracteriza por expresar grandes emociones y sentimientos, de una manera muy simple en la escritura orquestal. Haydn también, pero lograrlo requiere de maestría, de un conocimiento súper profundo de las técnicas musicales. Mendelssohn es un buen ejemplo de estos artistas universales que pudieron encontrar ese equilibrio entre gran expresividad, simpleza y una riqueza musical gigante.

¿Qué desafíos te plantea eso como intérprete?

El desafío es lograr esa transparencia, esa simpleza y esa naturalidad en la música, de una manera cristalina y no con esa… ¿cómo se dice? Con esa ansia de mostrar que aquí yo soy el violinista y me voy a lucir. Acá se trata de nivelar un poco estos recursos simples y hacer de eso una gran pieza, emocional y musical. Obviamente, también hay otras cosas técnicas, pero al estudiar el concierto me resuena mucho Mozart, que tiene esa claridad, exposición, simpleza y naturalidad. Una antípoda de Mendelssohn, por poner un ejemplo incluso absurdo, sería lo que posteriormente fue (Richard) Wagner. O lo que en su época, por ejemplo, era Franz Liszt, con líneas de una complejidad tremenda. Muchas notas acá y allá. Eso es justamente lo que Mendelssohn detestaba de Liszt, o de (Hector) Berlioz, ese abuso de los recursos musicales.

Personalmente, ¿qué relación tienes con la obra?

Es la primera vez que tengo la posibilidad de tocarlo en público, aunque es parte del repertorio, lo he escuchado muchas veces en vivo y lo he acompañado en orquesta otras tantas. Mi relación con la música de Mendelssohn tiene más que ver con el lado orquestal. Llevo muchos años tocando en orquestas y he podido tocar sus sinfonías, oratorios y ballet también. Curiosamente, nunca había tenido la opción de confrontar esta pieza.

Será la tercera vez que toques con la Orquesta Usach, ¿cómo ha sido tu relación con ella?

No me gusta engrupir y trato de ser honesto, así que te puedo decir que, si bien la conozco y tengo muchos colegas que tocan ahí, no es una orquesta con la que haya tenido todavía la oportunidad de relacionarme mucho. No podría decir lo mismo con la Sinfónica, por ejemplo, que conozco mucho más.

Lo que sí puedo decir es que he seguido su trayectoria en los últimos años, sobre todo en lo que tiene que ver con el proyecto de Extensión de la Universidad de Santiago. Eso implica el sello Aula Records, las grabaciones de música chilena  y los conciertos didácticos, que me parecen una súper buena idea. Tengo la sensación de que la Orquesta Usach está en un momento muy bueno, un momento en que solo puede ir mejor. El premio que recibieron en Berlín también es súper positivo para el medio cultural en Chile.

 

¿Qué grabaciones te han llamado la atención?

Bueno, el disco que salió con la música de Nino García, por ejemplo, es una iniciativa espectacular. No solamente por el valor cultural que pueda tener para el medio, sino porque es un material que permanece en el tiempo. Cuando yo estaba en la Universidad de Chile, tenía que ir a la discoteca del cuarto piso, con un cassette virgen en mano, para que me grabaran conciertos de Enrique Iniesta, por ejemplo. Es súper bueno que exista ese material. Eso lo he seguido con mucha atención.

Los conciertos van a ser dirigidos por Javier Álvarez Fuentes, otro músico chileno establecido en Alemania. ¿Tienen un vínculo previo?

Lo conozco desde que estudiaba con David del Pino Klinge. Cuando era asistente de David, coincidimos en distintos conciertos, en Montevideo, en Rosario, en Santiago también. Ahora, como parte de la preparación de este concierto, nos encontramos en Alemania y  trabajamos en la obra. Siempre teníamos muy buena onda, pero este concierto ha sido una oportunidad para conocernos mejor.

Te fuiste hace más de una década. ¿has podido mantener una relación musical con Chile?

Siempre estoy con una pata en Chile, por la familia y porque soy alguien que necesita estar viniendo, sí o sí. Tengo una fecha de vencimiento: después de seis meses, me empieza a picar el cuerpo. Tengo que salir y venir para acá (risas). Siempre necesito venir.

¿Por qué? A priori, se podría pensar que los músicos latinoamericanos estan mejor en Europa, que es como jugar en Primera División.

Esa es una visión, justamente, muy chilena. Uno piensa que la persona que se fue está en Primera División, pero el mundo es más grande que eso. Por ser parte de un país en vías de desarrollo, los chilenos creemos que todo lo que viene de afuera siempre es mejor. Especialmente, si la persona que viene a Chile es extranjera. Yo dudo que las personas que están afuera no quieran volver más. Pienso que mucha gente sí quiere volver e intentar aportar. Pero es difícil, porque aunque vivimos en un país maravilloso, también sufrimos de las cosas chilenas: la envidia, el chaqueteo, el ninguneo. Ese tipo de síntomas que tenemos todos, por nuestra cultura, juega en contra para muchos músicos que están afuera y quizás tengan muchas ganas de hacer cosas. Esa es mi visión, por lo menos.

A ti sí te importa mucho mantener el contacto con Chile, venir a tocar…

Absolutamente. Por ejemplo, yo vengo de las orquestas juveniles e infantiles, salí de la orquesta de Talagante y siempre he estado en contacto con ese tipo de proyectos. No de manera formal, quizás, pero por cuenta propia. Hasta antes de la pandemia, seguí trabajando con la Orquesta Juvenil de Talagante y con la de Peñaflor. Me siento muy chileno y muy latinoamericano, eso me hace mantener una conexión. Mi interés por Alemania es porque allá se puede hacer música muy bien y hay muchas oportunidades, pero eso no implica que se acabó todo lo que pasó en Chile, pasado pisado.

 

Has trabajado con repertorios muy diversos, desde la música antigua a la contemporánea. ¿Siempre tuviste ese interés?

Siempre me ha interesado la música contemporánea y descubrir nuevas cosas. Estar al tanto de qué pasa con la música actual, qué se está escribiendo ahora, qué están escribiendo los alumnos de composición. ¿En qué dirección vamos? Porque siempre tenemos la sensación de que se ha hecho todo en la música y nos quedamos en una esquina donde seguimos tocando Mozart, Brahms, Schubert, que está increíble, pero también hay otras cosas.

Eso incluye la música contemporánea, pero también el tema de la interpretación histórica. Si estoy tocando un concierto de (Johann Sebastian) Bach, sus sonatas y partitas, eso implica saber en qué circunstancia o contexto o con qué medios él pensó esa pieza. Entrar en ese juego y tratar de entender qué pasaba en Europa en ese momento, por ejemplo. O qué pasaba cuando Mendelssohn escribió el concierto que vamos a tocar ahora. Piensa que la orquesta con la que se estrenó el Concierto para violín de Mendelssohn era, prácticamente, igual de grande que la Orquesta Usach. Saber ese tipo de cosas te da una visión más amplia de la música. Es una manera fascinante de trabajar, porque te permite abrir caminos más allá de las grandes interpretaciones que heredamos del siglo XX y XXI, que también son una visión de las obras. La música contemporánea y el interés con la música antigua son medios, maneras de buscar una visión más amplia sobre la música. Cómo se puede sentir y oír la música. Eso me motiva.

¿Cómo es el trabajo cotidiano en un lugar como la Ópera Estatal de Baden?

En Alemania, se trabaja de una manera distinta a lo que se hace en Chile y otros países. Por ejemplo, en el Teatro Municipal, que es el lugar en Chile donde se puede ver ópera, tienes temporadas con varias funciones de una ópera. Allá, en los teatros estatales, tienes una orquesta, un ballet y un ensamble de ópera para hacer un montón de producciones, entonces dentro de una semana puedes tener una función de Elektra, una de Wozzeck, un concierto sinfónico, luego otras funciones… la cantidad de música que tienes que estar tocando es mayor y más rápida que en otros teatros. Como músico, eso te permite conocer un repertorio de ópera bastante amplio. Están los clásicos, por supuesto, como Puccini, Verdi o Mozart, pero también puedes tocar cosas que en Chile se hacen muy poco: Wagner, Alban Berg, Strauss, estrenos también. Hace poco se hizo una ópera de Alexander von Zemlinsky, por ejemplo, que casi no se toca.

Como intérprete, te gusta esa variedad…

Es que al tocar en una orquesta, dentro de este cuerpo musical, estás en contacto con el fenómeno musical. Estás haciendo la música. Ahí te das cuenta cómo está escrita la obra, pero desde dentro. Notas detalles que para el público pasan desapercibidos, porque está enfocado en el todo: el escenario, los cantantes. Cuando estás dentro de eso, con los ensayos y funciones, te das cuenta de los detalles y dices “ah, así fue cómo lo escribió”. Eso es súper interesante.

Rodrigo Alarcón L. – 28/08/2024