El pianista de origen letón aborda por primera vez el Concierto para piano Nº 1 del compositor ruso, junto a la Orquesta Clásica Usach que será dirigida por David del Pino.

Armands Abols a la salida del Teatro Aula Magna, luego de un ensayo junto a la Orquesta Clásica Usach.

Tres ciudades, tres orquestas y tres décadas distintas para una misma música. La primera vez que el pianista letón Armands Abols (Riga, 1973) tocó públicamente el Concierto para piano y orquesta Nº 1 de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) fue a comienzos de los ‘90, durante una gira de la Orquesta Nacional de Letonia por Austria. La segunda fue en 2002, cuando ya se había establecido en Chile, junto a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción. La tercera ocurrirá esta semana y tendrá una novedad: será la primera vez que ocurra en Santiago.

Armands Abols interpretará la célebre obra de Tchaikovsky este miércoles 26 de octubre (19:30 hrs.) junto a la Orquesta Clásica Usach, dirigida por David del Pino, en el Teatro Aula Magna Usach. Será la pieza central de un programa que también incluye piezas de Mijaíl Glinka (1804-1857) y Modest Mussorgsky (1839-1881) y que tendrá entrada gratuita, con inscripción en este formulario.

“Lo propuse porque lo tengo en el repertorio y tenía muchas muchas ganas de retomarlo”, explica sobre la decisión de abordar una pieza que Tchaikovsky compuso entre fines de 1874 y comienzos de 1875 y que fue estrenada ese mismo año en Boston, Estados Unidos.

Aunque será la primera vez que lo toque junto a la Orquesta Clásica Usach, no será su primer encuentro con la agrupación. Bajo la dirección de Nicolas Rauss, ya en 2016 interpretó el Concierto para piano Nº 2 de Ludwig van Beethoven: “Tengo buenos recuerdos de ese encuentro. Me gustó mucho trabajar con los músicos de la Usach y el Aula Magna me sorprendió por su buena acústica, que es inusual”, dice. “También me alegra mucho volver a trabajar con David del Pino, con quien tengo una relación desde que estuvo en la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile. Es un director enérgico, con mucho temperamento y carisma, que transmite bien esa energía a los músicos”.

A lo largo de su trayectoria, Armands Abols ha tocado con la Royal Philharmonic Orchestra, la Gulbenkian Chamber Orchestra y la Orquesta de la Ciudad de Barcelona, entre otras agrupaciones, y en salas como la Carnegie Weill Recital Hall y la Sala de la ONU en Nueva York. A Chile llegó en 1992 para participar del Concurso Dr. Luis Sigall de Viña del Mar, donde obtuvo el primer premio, y en 1997 se estableció en el país. Ha colaborado con las principales orquestas, ha actuado en espacios como el Teatro Municipal de Santiago y las Semanas Musicales de Frutillar y desde 2003 es profesor titular en el Conservatorio de Música de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Austral de Chile.

Esa última labor lo llevó a Valdivia, una ciudad que se convirtió en su hogar: “Me encanta. He tenido la oportunidad de conocer casi todo Chile y esta zona es la que más me gusta”, dice. “No es tan grande, pero es universitaria y tiene muchas actividades culturales interesantes. Por otro lado, los paisajes son hermosos, en un par de minutos sales de la ciudad y te encuentras con lugares súper bonitos. Estuve un tiempo en Santiago al comienzo, como dos años, y me gustó mucho más estar aquí”.

 

¿Qué descripción puedes hacer del Concierto para piano de Tchaikovsky?

Es una obra que tiene de todo. En cuanto a los movimientos, es un esquema tradicional de rápido, lento y rápido. Lo más característico es la entrada, el tema de la introducción, que es curioso porque luego no se repite. El tema principal sobre el que se desarrolla el movimiento aparece después, pero la entrada es probablemente lo más conocido. En el aspecto melódico, Tchaikovsky tenía un talento muy grande para crear melodías hermosas, que quedan en la memoria. Es un concierto bien emotivo también. Está lleno de distintos caracteres, como lo poético que es el segundo movimiento. El tercer movimiento ya es como un tema de danza, se podría decir, bastante rápido. Hay otro tema que es muy melódico y bonito, con el que además se hace la coda, que es apoteósica, el piano junto a la orquesta.

Técnicamente, ¿qué dificultad tiene?

Como todas las obras, tiene su dificultad. Por ejemplo, tiene tres pasajes de octavas -dos en el primer movimiento y uno al final del tercero- virtuosos y rápidos, que son bastante difíciles. El primer tema del primer movimiento también es difícil, son octavas rápidas y cuesta hacerlas ligeras y juguetonas. Después hay una parte rápida del segundo movimiento que también es bastante complicada. Ahora sé hacerla ágil y vistosa, pero cuando toqué la obra hace años no había encontrado la manera de hacerla. La coda del tercer movimiento también es bastante virtuosa y uno llega un poco cansado, pero ahora también encontré cómo hacerla con mayor soltura y un tempo más rápido, además.

Desde el punto de vista de la interpretación, ¿cómo quieres abordar la obra? ¿Qué puede distinguir a esta versión de las muchas que existen?

Es difícil contestar eso, no sé si mi interpretación será tan diferente de otras. En cuanto a los tempos no va a diferir mucho de lo que se acostumbra. Hay versiones bastante lentas del primer movimiento, de la entrada, pero la mía no es lenta. Por lo general, no me gustan los tempos demasiado lentos, prefiero que haya fluidez en el discurso musical.

Más allá de esta pieza, ¿qué relación tienes con Tchaikovsky como compositor?

Es curioso, porque justo el año pasado aprendí un ciclo que se llama Las estaciones, de doce piezas pequeñas que representan todos los meses del año. Es bien bonito, no se hace mucho, y después de tocarlo se me ocurrió que podría volver a interpretar el Concierto para piano Nº 1. De algún modo, me siento más cercano a su lenguaje musical que antes. Es un compositor que requiere bastante sensibilidad. Para transmitir el sentimiento de la obra hay que aprenderla muy bien, para entregarse completamente al contenido y que el aspecto técnico no sea un obstáculo.

Programa

Mijaíl Glinka (1804-1857)
Obertura a la ópera Ruslán y Ludmila

Modest Mussorgsky (1839-1881)
Preludio a la ópera Khovanshchina

Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893)
«Vals» de la ópera Eugenio Oneguin
Concierto para piano Nº 1 en Si bemol menor, Op. 23
Solista: Armands Abols

Coro de Cámara Usach
Dirección: Rodrigo Díaz y Andrés Bahamondes

Orquesta Clásica Usach
Dirección artística: David del Pino Klinge

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La temporada de la Orquesta Clásica Usach cuenta con el apoyo del Programa de Apoyo a Orquestas Profesionales del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.