La investigadora, fotógrafa, académica IDEA-USACH y curadora de la exposición “Salir a fuerza de mirada”, inaugurada en Sala de Artes Visuales Usach de Casa Palacio con registros de Inés Paulino, Helen Hughes y Kena Lorenzini (AFI), cobran fuerza a 50 años del golpe de Estado en Chile con un archivo histórico marcado por la resistencia de las mujeres en los años ochenta.
Como parte del programa de actividades conmemorativas por los 50 años del golpe, levantadas por la comunidad de la Universidad de Santiago de Chile con el fin de hacer memoria para el presente y futuro a través de iniciativas que cruzan la academia y el mundo cultural, en el mes de agosto se inauguró la exposición “Salir a fuerza de mirada”. Muestra que aborda la importancia del registro fotográfico en dictadura desde un lado testimonial donde las mujeres chilenas fueron relevantes en las calles.
En conversación con Extensión Usach, Cynthia Shuffer, profundiza sobre esta exposición que destaca la trayectoria de Inés Paulino, Helen Hughes y Kena Lorenzini y la importancia de ejercicios de arte, política y academia que fortalecen el concepto de la no repetición. Visibilizando a mujeres autoconvocadas, organizaciones y colectivos que fueron fundamentales en la resistencia durante la dictadura militar de Augusto Pinochet con ollas comunes, acciones de arte, bordado de arpilleras, impresiones, protestas, huelgas o barricadas.
La exposición estará abierta hasta el 7 de octubre en la Sala de Artes Visuales Usach ubicada al interior del Centro Cultural Casa Palacio.
¿Qué valor toma este archivo fotográfico en estos tiempos a 50 años del golpe?
Por un lado, esta muestra da cuenta del archivo que cada una de las fotógrafas ha ido mostrando paulatinamente como valor testimonial, pero en su dimensión enfocada en la lucha que describe y repertorio de ellas cuya trayectoria no ha sido visibilizada necesariamente. Algo muy bonito es que nunca han expuesto juntas desde un encuentro en Nairobi en 1985, entonces ver la convivencia de sus imágenes como militantes y reporteras gráficas es un archivo bastante inédito. Es interesante ver el diálogo que pueden hacer en retrospectiva de sus obras, visitando sus biografías y conectando con estas autoras vivas plenas y con sus recuerdos intactos.
¿Cómo conversan estas imágenes del pasado con el espectador de hoy?
Por un lado difundir la trayectoria de las fotógrafas, el archivo de mujeres y lo que nos ofrece como memoria histórica. Su protagonismo, la forma de resistencia y la organización del movimiento feminista en los 80. Por otro lado, mostrar archivos que están emergiendo y que se enmarcan a 50 años del golpe porque creemos que es un énfasis necesario y deudas concretas en relación a las conmemoraciones anteriores.
¿Cuál es el rol que cumple la mujer en el trabajo fotográfico durante los ochenta y comienzos de la democracia?
Creo que es clave y delicado ese punto. Es muy ideológico, porque como investigadora feminista no podría asegurar que existe algo en el ojo de las mujeres que identifique de manera diferente las escenas en relación a los hombres. Pero sí hay una sensibilidad de observar la realidad en el lugar donde ellas se hacen fotógrafas, eso determina su mirada. Por ejemplo, Kena Lorenzini se hizo fotógrafa muy joven y pudo identificar con mayor sensibilidad y agudeza la distribución de roles en las barricadas, ya que a las mujeres en la dictadura se les asignaba cierto rol y decidió fotografiar a las mujeres que tiraban miguelitos en el piso ó se organizaban en espacios de resistencia como ollas comunes, manifestaciones, tomas, etc.
El movimiento más masivo en las calles es desde 1985 en adelante y los 8 de marzo, donde se convocaban masivamente a mujeres, organizaciones y comenzaron hacerse muy visibles en los medios, tomando relevancia social su participación dentro de las luchas. Eso es muy interesante porque en dictadura las fotógrafas se dedicaron a registrar y han sido olvidadas de la memoria oficial. Generalmente se piensa que la dictadura se derrocó a propósito del Plebiscito o con negociaciones donde los protagonistas son un tipo de personas, y este relato viene a cuestionarlo.
Organizaste junto a otras académicas y artistas un ciclo de conversaciones llamadas Cátedras expandidas. Visualidades e imaginarios radicales. Atravesar los 50 años (lo que no podemos imaginar no puede llegar a ser). ¿En qué consistían y a quiénes apuntaba?
Surgió como una iniciativa colectiva de cómo agrupar un diálogo desde distintos lugares académicos, pero también desde el arte. Con Ángeles Donoso, Rita Ferrer, Andrea Jösch y Javiera Manzi, Mane Adaro y Tania Medalla la pensamos como un cruce para hacer conversar estos campos que parecen que funcionan de manera paralela, pero que en distintas instancias se ha ido juntando. Como por ejemplo en la revuelta, la academia y el arte salió a la calle y los activismos estaban a flor de piel. La idea fue convocar a personas de todas esas áreas: activistas por los DD.HH, los territorios, feministas, transfeministas, para incluir a diferentes públicos. Fue una lectura urgente de memoria para proyectarla a un porvenir, imaginar qué queremos y desplazar esa conversación al futuro.
Desde tu experiencia como académica, ¿cuál es la importancia de la cultura para hacer memoria y trabajar en la no repetición?
El principio de no repetición para cualquier democracia es central y va ligado a los trabajos de memoria porque nos permite conocer nuestro pasado reciente que no estuvo exento de grandes dificultades y atropellos a los DD.HH. Creo que es importante no solo para las generaciones jóvenes sino para todas las personas que no tuvieron la experiencia o conocieron lo que pasó en Chile en esos años, por eso es un trabajo transgeneracional. El ejercicio de memoria para no olvidar, es conectarse no solo desde las víctimas sino de resistencia y solidaridad que pueden ayudar a construir un porvenir mejor. La posibilidad de articulaciones barriales, generar una memoria local, todas esas semillas ayudan a la transformación, son acciones que vuelven en todos los tiempos como manifestaciones de arte, ollas comunes, etc. El ejercicio de pensar la Cátedra fue hacer un llamado entre distintos actores que experimentan esos trabajos de memoria de forma más transversal.
¿Por qué la Usach como Institución pública es importante en la conmemoración de los 50 años?
El papel de las universidades en estos procesos conmemorativos para mi es una manera muy idónea de enfrentar un trabajo de memoria e ir conectando con distintos públicos. Las universidades están llamadas a contribuir con estos ejercicios y conectarse con las comunidades y la reflexión a nivel país. La Usach muy excepcionalmente ha sido uno de los espacios en los que se ha levantado esa necesidad y noción. Me ha costado ver en otras instituciones que eso se refleje de esa manera, y responde al espíritu de la universidad, ese espíritu que está siempre tratando de involucrarse con el mundo social y no lo abandona. Sabe muy bien de dónde se construye su historia, hacia dónde imaginan el futuro y dónde pone sus convicciones, porque sufrieron la dictadura en su comunidad.
“Salir a fuerza de mirada” estará abierta a público hasta el 7 de octubre en Sala de Artes Visuales al interior del Centro Cultural Casa Palacio, en horario miércoles a viernes de 15:00 a 20:00 y sábados de 11:00 a 14:00. Av. Alameda 2133 esquina Brasil. 16 de septiembre cerrado. Para visitas guiadas y grupales escribir a salaav@usach.cl solicitando fechas.
Organiza: Idea Usach – Extensión Usach – Corporación Cultural Usach – Casa Palacio.
Financia: Ministerio de las Culturas, programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC).
Revisa las próximas actividades como talleres y conversatorios asociados a la muestra en las cuentas de Instagram de @extensionusach, @corporacionculturalusach @casa.palacio
Entrevista por Daniela Valdés Villagrán.
Extensión Usach 2023