El nuevo director de Syntagma Musicum habla en extenso sobre la temporada 2024, que tendrá casi una decena de programas y culminará con la versión de cámara de El Mesías de Haendel.
La actividad se inicia este miércoles 3 y jueves 4 de abril con dos conciertos gratuitos dedicados al compositor italiano Antonio Vivaldi, en el Teatro Aula Magna y el nuevo Auditorio FAE.
Jaime Carter Hernández (1982) lleva años sumergido en el mundo de la música antigua. Estudió órgano, composición y contrapunto con el compositor Miguel Letelier, se tituló en la Universidad de Chile y luego inició un recorrido que lo ha llevado a tocar con las principales orquestas chilenas y múltiples ensambles de cámara. En ese camino, se ha presentado en ciudades de Argentina, Perú, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Costa Rica, México y Francia.
En 2018 publicó el disco El órgano indiano en San Pedro de Atacama, enmarcado en un proyecto de recuperación del órgano de esa localidad nortina, pero buena parte de su actividad durante la última década ha estado dedicada a un nombre: Syntagma Musicum, el grupo de música antigua de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), que tiene 46 años de trayectoria.
A partir de esta temporada, Jaime Carter ocupa también un nuevo rol en el conjunto. Además de tocar el clavecín y el órgano, está encargado de la dirección musical y liderar una temporada 2024 que se inicia con el programa Vivaldi, el corazón del Barroco. Centrado exclusivamente en el compositor veneciano, el concierto tendrá dos funciones gratuitas: el miércoles 3 en el Teatro Aula Magna y al día siguiente en el Auditorio FAE Usach, respectivamente. Ambas serán a las 19:30 horas y con entradas gratuitas, disponibles en el sistema Portaltickets.
En esta entrevista, Jaime Carter anticipa los principales hitos de esta nueva temporada, que contempla casi una decena de programas y numerosas colaboraciones, y profundiza en la importancia de diversificar el repertorio de la música antigua, más allá de los compositores más interpretados y reconocidos.
¿Cómo se pensó la temporada 2024 de Syntagma Musicum Usach?
La temporada siempre se prepara respetando el canon de compositores que el público quiere escuchar y son muy conocidos, como Johann Sebastian Bach, Antonio Vivaldi, Georg Friedrich Haendel y Georg Philipp Telemann, y también pensando en obras y autores que no tienen esa celebridad. Syntagma Musicum Usach siempre ha tenido esos dos criterios: presentar esa música menos tocada, que muchas veces ha sido descubierta hace poco, y seguir tocando a los compositores que ya son célebres.
Ahora, a partir de esos criterios, se puede pensar en compositores, pero también en lugares geográficos o estilos. Por ejemplo, en 2024 tendremos un programa de música inglesa y otro de estilos que se establecieron a lo largo de Europa y Latinoamérica. También tendremos programas que van a presentar el intercambio que siempre existió entre las artes, por ejemplo, la pintura y la música. Eso lo presentaremos con un concierto que se llama Música en tiempos de Velázquez, dedicado al gran pintor español, donde se proyectarán algunas de sus obras. También tendremos otro concierto dedicado a la música francesa, donde habrá elementos de danza.
¿Cómo van a incorporar eso?
En algunos momentos vamos a tener danzas que son muy conocidas, que se encuentran en muchas obras y serán interpretadas por la bailarina Sonia Araus. Habrá gavota, minueto, sarabanda, todos estos nombres que son recurrentes y se conocen de manera diferenciada, pero originalmente eran danzas. Luego la música se perpetuó en el tiempo y quedaron como obras refinadas, pero originalmente eran para ser bailadas. Se independizaron, así como ahora puedes escuchar tranquilamente El lago de los cisnes, sin necesariamente ver el ballet. Especialmente en Francia, la danza tuvo un desarrollo particular y está muy relacionada con la música instrumental. Incluso la música sacra tiene esa influencia: si sacas el latín y escuchas la música, suena como una danza. Ya estaba en el inconsciente de los compositores.
En cuanto a estos repertorios menos conocidos, ¿qué ejemplos se verán en la temporada 2024?
Por ejemplo, Música en tiempos de Velázquez va a tener compositores como José Marín o Andrea Falconieri, que no son de primera línea ni muy tocados. Similar es el caso de Bernardo Clavijo del Castillo, de muy pocas obras conservadas, pero muy célebre en su tiempo. Son personas que convivieron con Diego Velázquez también en un espacio cultural, porque el Imperio Español tenía tierras en distintas partes del mundo y abarcaba Latinoamérica, Nápoles, Países Bajos, etc. Toda esta música circulaba en esos lugares. Es algo importante, porque mucha de esa música está a lo largo de Latinoamérica y es lo que consideramos el folclor. En cada lugar de nuestro continente hubo una interpretación de lo que traían los españoles, se mezcló con ritmos y gustos indígenas, y eso produjo lo que encontramos hasta hoy. Las métricas folclóricas, por ejemplo, tienen mucho que ver con la música española de ese tiempo.
¿Qué otros ejemplos habrá en la temporada?
En la música inglesa, por ejemplo, las personas más importantes siempre son Henry Purcell o el mismo Haendel, que es prácticamente considerado un compositor inglés, pero hay otros autores como John Blow o Matthew Locke, que van a estar en ese programa. La idea será mostrar el abanico de música que se hizo en Inglaterra.
¿Por qué es importante el ejercicio de interpretar estos repertorios?
Hay distintos intereses y uno es el principio arqueológico, pero no es solamente eso. Por mucho que uno quiera emular el sonido histórico, en el fondo siempre será una aproximación que sigue siendo arte. Hay una interpretación y siempre habrá algo de nuestras personalidades y capacidades. Es una música que hay que reconstruir y hay un estudio de por medio, pero también uno piensa en qué le puede sumar a la música.
Ahora, ¿por qué es importante la música antigua? Porque nos da a entender perfectamente que la música occidental es una evolución y todo viene de atrás. Por algo se llegó a las sonoridades de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y Franz Liszt, es una verdadera cadena. El Barroco fue el primer estilo internacional que existió, en los siglos XVII y XVIII, y lo vivimos acá en Latinoamérica. El arte fue una manera de evangelizar, colonizar y difundir la cultura europea, se mezcló con lo de acá y dio origen a todo lo que tenemos hoy en nuestro continente. Por eso es importante interpretar música que no haya sido tan tocada. Muchas veces las influencias de los grandes compositores eran otros compositores que hoy nos parecen desconocidos, pero en su tiempo gozaron de fama. Es decir, no solo es importante tocar esta música por su valor patrimonial, sino que también es una oportunidad para entender la música como continuidad, como eslabones que se van atando y dan origen a toda la música occidental.
Syntagma Musicum Usach se ha caracterizado por su interés permanente en el repertorio americano. ¿Cómo se expresa eso en esta temporada?
Con el programa que se titula Música en los confines del imperio, donde se podrá ver esto de que el Barroco es un estilo internacional y no se encapsula en Europa. En ese programa habrá música que trajeron los españoles, que influenciaron el quehacer de acá, y música que se hizo en Latinoamérica con criterios que trajeron los españoles. Vamos a mostrar extractos de lo que se hizo en Chile, como el Chilidugú que ya había abordado Syntagma, y que eran canciones para evangelizar. También tendremos extractos de La púrpura de la rosa, además de la música española que fue traída hasta América y lógicamente pretendía imponer el gusto dominante. Eso es lo que se asimiló muy bien y dio origen a repertorios que conocemos, como el de las misiones de Chiquitos, en Bolivia, o las obras de Domingo Zípoli compuestas en nuestro continente.
A fin de año se va a presentar El Mesías de Haendel. ¿Cómo será esa versión?
Vamos a presentar una selección en colaboración con el Coro Madrigalista Usach. El Mesías es una obra célebre, que no se ha dejado de tocar jamás desde que se escribió, pero es muy larga y muchas veces se presenta como selección. A grosso modo, vamos a hacer la primera parte y algunos puntos de la segunda. También vamos a contar con los integrantes del Coro Madrigalista en su función de solistas, como originalmente se hizo cuando se estrenó en Dublín.
Por otra parte, vamos a buscar una sonoridad de cámara. Es una obra que suele hacerse con muchísimo contingente y realmente se presta para eso, pero el mismo Haendel la hizo de distintas formas. Siempre iba repasando, poniendo y cambiando cosas. Tanto los coros como las arias y algunas partes instrumentales estarán dentro de este espíritu historicista de tratar de reproducir un sonido de época. Vamos a usar copias de instrumentos originales, cuerdas de tripa, violines barrocos y la sonoridad del coro va a ser distinta.
Un elemento llamativo de esta temporada de Syntagma Musicum Usach es que tendrá muchas colaboraciones, especialmente con intérpretes mujeres.
Sí, tendremos muchos invitados y vamos a variar bastante la paleta instrumental de concierto a concierto, buscando un sonido característico. Por ejemplo, en el programa de Velázquez, Pilar Martín estará en percusión, que da un sonido totalmente distinto a lo que se acostumbra a escuchar en Syntagma. En el concierto de música francesa tendremos flauta dulce y travesera también, con Javiera Portales. En el de danza nos acompañará la oboísta Antonia Sánchez. Es decir, vamos a destacar que cada estilo de música también posee ciertos sonidos. También nos hemos preocupado de aumentar la presencia femenina en Syntagma, que ya tiene como integrante a Paulina Mühle-Wiehoff. Es una representación que le hace muy bien al grupo. Tratamos de colaborar en dar espacio a las mujeres y nos permite tocar con tantas intérpretes destacables que hay en la actualidad.
Syntagma Musicum Usach tiene 46 años de historia, ¿es una puesta al día en ese sentido?
Exactamente. En un momento fue un grupo de hombres, pero era otro tiempo y otro Chile. Todavía se estaba desarrollando la música antigua, entonces tampoco existía esa posibilidad de buscar muchas opciones. El circuito de músicos especializados era menor y muchas veces no había presencia femenina en todos los instrumentos antiguos. Esto ha cambiado y ahora podemos encontrar a talentosas intérpretes que desarrollan importantes carreras dentro y fuera de nuestro país. Todos estamos contentos de que Paulina se haya incorporado hace años y ahora de recibir invitadas.
Otra novedad de la temporada 2024 es que habrá dos conciertos que tendrán función doble, en el Teatro Aula Magna Usach y en el Auditorio FAE…
Tocar dos veces siempre fue una preocupación. Al tocar una sola vez, tienes que hacerlo lo mejor posible y listo, no hay otra oportunidad. Cuando tienes la posibilidad de hacer varios conciertos, las obras empiezan a madurar. Se agradece poder tocar una segunda vez y en un espacio nuevo, porque históricamente Syntagma ha estado relacionado con el Teatro Aula Magna, pero tenemos una universidad gigantesca y el Auditorio FAE es ideal por sus buenas condiciones y la posibilidad de llegar a un nuevo público.
¿Hay público suficiente en Santiago para dos funciones de un programa de música antigua?
Vamos a ver lo que pasa. En el caso de El Mesías, es una obra que atrae mucho. La gente llega aunque lo pongas en el desierto. Creo que siempre está aumentando el público. Hay músicos europeos connotados que han venido a Chile y se han asombrado al ver jóvenes en el público, porque dicen que los conciertos de ellos se llenan, pero se llenan de cabezas blancas. Que en Europa no hay jóvenes escuchando música antigua.
Creo que la música antigua abre puertas al conocimiento, hay búsquedas personales del estilo y el repertorio. La Usach cumple una función tremenda en ese sentido, especialmente en la comuna de Estación Central, que ha tenido muchas complejidades pero es un faro de conocimiento, educación y entrega al público de cosas que no se encuentran fácilmente. En Santiago hay otros ciclos y conciertos puntuales, pero no hay otras temporadas de música antigua como en la Usach, así que es un aporte importantísimo a la cultura en Santiago. Es como una joya.
Recuerdo que Nicolas Rauss (ex director de la Orquesta Usach) lo comentó cuando se hizo la ópera Orfeo y Eurídice (2016). Había una europea en el público que se acercó a conversar y no podía creer que esto se hiciera acá, a ese nivel y que fuera gratis. Ella estaría dispuesta a pagar mucho por un espectáculo así en Europa, y no podía creer que el Teatro Aula Magna estuviera lleno. Es realmente destacable.
Desde 2024 eres director de Syntagma Musicum Usach, ¿qué expectativas tienes con esta nueva etapa?
Me hace muy feliz participar en la dirección de un grupo en el que he estado por más de diez años. Desde 2013 estuve como invitado y en 2014 ya entré oficialmente. He escuchado a Syntagma desde muy joven, seguí sus trabajos y fue una gran felicidad y orgullo cuando me integré. Llegar a la dirección implica la responsabilidad de continuar con lo que siempre ha hecho Syntagma, que ha sido un trabajo respetuoso con la música y con los intérpretes, un gran espacio humano, y también poner ciertos desafíos.
En la misma temporada 2024 he tratado de que los programas sean variados, que no sean solo un concierto tradicional sino que tengan algo más, que llame la atención. Creo que este año se trata de eso: conducir a Syntagma por los mismos caminos que ha hecho hasta ahora, pero dándole un aire nuevo a los conciertos, contactándonos más con el público y explicando más de qué se trata cada programa.
Es la primera vez que asumes un puesto de dirección…
Eso también me tiene muy contento. Es un gran desafío personal, dentro de la Usach y frente a los colegas, porque están acostumbrados a tener buenos directores. Confío en que gracias a su trabajo y ayuda vamos a tener una bonita temporada, que sea lucida, variada y atrayente.
Rodrigo Alarcón L. – 01/04/2024