Ya contamos con los ganadores y finalistas de la tercera versión del concurso literario que fomenta la inclusividad y la no discriminación «Tenemos Cuento», abierto a la comunidad U. de Santiago y colegios que estén en el Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior (PACE).
El jurado en esta ocasión estuvo integrado por Marcela Orellana, Dra. en Lingüística y Filología en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS) de París. Actualmente es Directora del programa bachillerato U. de Santiago. Belén Fernández, escritora, cronista y ganadora del premio al público del concurso «Santiago en 100 palabras» 2017. Y Jairo Estay Profesor de Filosofía Magíster (c) en Educación con mención en gestión y liderazgo educativo, U. de Santiago de Chile. Coordinador territorial del Programa de Acompañamiento y Acceso EFECTIVO a la Educación Superior (PACE).
La fecha de la premiación y entrega del libro de bolsillo de «Tenemos Cuento» con la selección de cuentos está por confirmar durante el mes de enero y los finalistas serán contactadas vía correo electrónico.
Y los ganadores y finalistas de las menciones honrosas son:
CATEGORÍA A
Jorge Enrique Campano Rojas
Estudiante Ingeniería Civil en Electricidad
Pseudologros de una vida
Plante un árbol y se secó, escribí un libro y ninguna editorial me toma en cuenta, tengo miedo de tener un hijo.
Sr. Jalea
Catalina Pino Bello
Estudiante de Pedagogía en Castellano
Insuficiencia
Quizás sólo hacía falta tener una taza de café en mis manos, para que apartaras tus ojos de la pantalla mientras te hablaba. Quizás un poco más de rubor en mis mejillas o un tono de voz más melodioso. Quizás haber visto un poco más de mundo, contar con temas de conversación más interesantes.
O, vaya uno a saber, únicamente necesitaba tener internet móvil. Como tú.
E. Carcel
Alondra Silva Muñoz
Química
Mientras salía del metro Estación Central sintió una leve picazón en la nariz. No sabía a qué se debía y ni le dio vueltas. Era abrumadora la cantidad de estímulos: el señor tocando la flauta sentado en las escaleras, las lechugas fresquitas a $200, los CD de rancheras, los Carabineros estacionados, los carritos de frituras: sopaipillas chilenas y donas colombianas. La vio esperándolo en el frontis. Usaba un abrigo con pelos en el gorro y botas Cat. La saludó con un beso nervioso en la mejilla y dijo: “vamos a almorzar al quisco de Química. Te invito con mi Junaeb”.
David Linares Jr.
Menciones honrosas de la Categoría A
Sergio Ignacio González Araneda
Tercer año de Pedagogía en Filosofía.
Ir de compra.
Jorge camina por barrio Meiggs. El reloj marca exactamente las quince veinte horas. Treinta y cuatro grados de temperatura. Jorge necesita clavos, madera y un martillo. Para ello busca una ferretería económica. Jorge consulta en tres distintos lugares. Recibe nada más que burlas, grosería y malos tratos. Al menos doce personas observaron lo sucedido, mas nadie intervino. Jorge está agotado, desanimado, comprende que para realizar sus compras, no deberá usar maquillaje. Jorge decide volver a su casa.
Kaito
Francisco Lagunas Orellana
Estudiante de Periodismo
Poblador del mundo
La verdad creo que a nadie de mi familia le gusta estar en Chile, incluyéndome. Mi papá todas las noches llora pidiendo que lo perdonemos por no poder darnos una mejor vida. Cada vez que camino por la calle, con mi mamá y mi hermano pequeño, siento que no pertenecemos a este lugar. Me hacen sentir como si mi color de piel fuera algo malo con lo que debo cargar. A veces envidio a las personas que parecen de comercial, ellos son siempre bienvenidos y bien vistos en todos lados. Solo somos personas en busca de alguna oportunidad.
Andrés
Jorge Enrique Campano Rojas
Estudiante Ingeniería Civil en Electricidad
Visto
Tengo que recordar que yo no soy el centro del universo, ni siquiera del suyo.
Autor: Angekok
CATEGORÍA B
Krishna Andrea Santana Riquelme
Liceo Alberto Hurtado
Ocho años.
En la población hay una nueva familia, una pareja de gringos con una niñita de ocho años, de cabello rubio y ojos celestes. Pero ninguno de los niños quiere jugar con ella. Excepto otra niña, a la que tampoco quieren en el barrio, porque tiene pómulos que resaltan, piel morena, cabello y ojos negros. Y un apellido mapuche. Ahora ambas lograron ver más allá de las barreras raciales, hicieron oídos sordos y avanzaron contra el mundo que parecía comportarse como niño, siendo ellas las únicas adultas. Ahora son mejores amigas, y ni los labios más ponzoñosos logran separarlas.
Blue R. Black
Erica Pereira
Instituto Politécnico Santa Cruz
Rómulo y Remo en la red del amor.
Con paso pedagógico y camarita amiga, Rómulo y discípulos entran a la aldea global. El backspace suprime el café congelado boca huérfana y cigarrillo disfrazado de cena. En el forochat conocí una bellaca profe, confidencia Remo, sexo completo pana, amamantándome y jalando en el suelo.
Remo castigado muere feliz sangrando hacia una mujer que desbarata por una vez la muerte mientras que en Población Palatino Rómulo bebe ¿Y dónde está la otra copa del brindis? pregunta Mario. No conocí a mi madre responde el profesor.
La cibernauta
Magdalena Diaz
Liceo Elvira Sánchez de Garcés
Prohibiciones para algunos
Una joven va pensando en qué hacer con su embarazo. Lo único que le decían era ¡Aborta! pero ¿cómo? Dinero no tiene, apoyo tampoco. Se puso a buscar y encontró el nombre de unas hierbas que le causarían el efecto deseado. Se las consiguió y las tomó. Eso fue lo último que recordaba. Se la llevaron al policlínico con una gran hemorragia. Entre dormida escuchó a una enfermera: ésta aquí casi muriendo y en la clínica Alto Brisas donde trabajo a una joven le hicieron el mismo trabajo en 1 hora y salió feliz caminando.
Magda
Menciones honrosas de la Categoría B
Noelia Castro
Liceo Alberto Hurtado
La perdida
Una tarde de abril, yo iba a la cocina muy feliz con mi certificado de notas a mostrárselo a mi madre, cuando entro y veo sentada a mi madre con una copa en la mano solo la mire sin decir nada a la semana después se me acerca mi madre ebria preguntándome por mis calificaciones muy enojada sin razón alguna . En ese minuto llore, no le dije nada pero ella me tomo del brazo, me subió al auto tampoco dije nada, yo muy asustada porque ella iba a exceso de velocidad y se atravesó un pequeño perrito.
N.C.A
Krishna Andrea Santana Riquelme
Liceo Alberto Hurtado
Colegios.
Daniel tiene once años y ha pasado por seis colegios distintos. Daniel es moreno, callado y gordito. Daniel nunca ha tenido amigos y sus compañeros tampoco lo dejan jugar con ellos. Los compañeros de Daniel se ríen de él porque le cuesta hacer educación física. Daniel llega llorando a casa y no quiere ir más al colegio. A Daniel lo tuvieron que cambiar una vez más de colegio, porque sus profesores tampoco hacían nada. La historia de Daniel se está repitiendo otra vez, con él mismo y muchos más niños en otros colegios porque nadie hace nada.
Blue R. Black
Krishna Andrea Santana Riquelme
Liceo Alberto Hurtado
Un mundo normal
Soy Joaquín, y soy gay. Cuando tenía catorce e iba en primero medio me gritaron el primer “maricón” de mi vida. Cuando tenía quince me escupieron por primera vez. Cuando tenía dieciséis me pegaron el primer combo. Cuando tenía diecisiete me defendí por primera vez, y terminé con tres costillas rotas. Ese año también llegó Matías. Él fue mi mejor amigo. Él me conoció de verdad. Ahora llevamos diez años de casados. Y no nos importa nada porque somos personas normales en un mundo normal. Y es porque el amor jamás tendrá sexo, o edad, solo amor.
Blue R. Black
Romina Ibarra
Liceo Elvira Sánchez de Garcés
Salida equivocada
Sofía siempre fue la mejor de su clase, solía andar con una sonrisa al frente, pero cargaba en su espalda una mochila de malos recuerdos.
A pesar de todo, ella nunca se vio frágil, pero un día abrió la puerta de la casa equivocada, donde los días eran cortos y las noches eran largas y agradables. Pensaba noche tras noche en los vocablos que masturbaban su mente, eyaculando unos raciocinios sin límites.
Aburrida de su vida buscó la llave de salida, pero tomó la equivocada.
ROMA
Beatriz Ignacia Cabeza Santíbañez
Liceo Alberto Hurtado
Después de mucho tiempo
Tanto tiempo si escribir. Sin poder encontrarme, tan extraño se siente; mi imaginación esta turbia y borrosa, acaso mi vida ya no tiene sentido alguno. Parada sola en el costado de mi habitación me encuentro, el miedo a salir ahí afuera paraliza cada parte de mi cuerpo y es que quizás tengo miedo a existir, a ya no tener algo o alguien que llene este estúpido vacío?
Necesito ponerme a prueba, soñar con hombres, perderme en ciudades extrañas, buscando verdades, buscando mi verdad; he mantenido una vida paralela…Es que tanto tiempo? Tanto tiempo sin escribir acaso me ha hecho esto?
Bethty Santibáñez