El 2018, el intérprete y director de orquesta de 27 años fue uno de los impulsores del programa para los Conciertos Educativos y de Extensión de la Orquesta Clásica Universidad de Santiago, “La Transformación: música, arte y política”, donde a través de un repertorio que consideró obras de Brahms, Mozart, Bratmayer y Beethoven mostró el vínculo entre el arte y los procesos históricos. Acá, el músico nos cuenta su experiencia dirigiendo los conciertos para niños, jóvenes y adultos en el Teatro Aula Magna, Cerro Navia y San Antonio.

Sebastián Camaño dirigiendo a la Orquesta Usach en el concierto de Extensión en Cerro Navia. Foto: GaryGo.

Con una formación temprana en la música, su padre tocaba batería en su juventud y su madre cantaba en coros, Sebastián Camaño Saavedra (Concepción, 1992), empezó de niño a relacionarse con variados instrumentos. A los 7 años aprendió a tocar el violín, a los 9 comenzó en el piano y a los 15 entró a un curso para dirigir orquestas, donde encontró su pasión. Hoy está convertido en uno de los más prometedores directores de su generación, luego de pasar por la Universidad de Chile y por dos pasantías en la Musik-Akademie Basel en Suiza, donde fue becado en 2017 para estudiar bajo el alero del maestro Rodolfo Fisher.

Interesado en llevar más allá la formación musical de nuevas audiencias, Sebastián Camaño fue invitado por el Departamento de Extensión de la Universidad de Santiago para dirigir los conciertos educativos titulados “La Transformación: Música, arte y política”, donde a través de un variado repertorio de compositores universales, dio a conocer los contextos políticos e históricos que dieron forma a piezas musicales emblemáticas como las “Variaciones sobre un tema de Haydn” de Johannes Brahms, “Concierto para Fagot y Orquesta” de Mozart (Alejandro Vera, solista), la Obertura “Egmont”, de Beethoven, y “El país de sed”, obra basada en textos del poeta y Premio Nacional Raúl Zurita y compuesta por el músico chileno Tomás Brantmayer.

Sebastián Camaño en los Conciertos Educativos “La Transformación: Música, arte y política”. Teatro Aula Magna Usach. Foto: GaryGo.

Los conciertos educativos fueron parte del proyecto “Apoyo a Orquestas Profesionales”, financiado por el Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio a través del Fondo de la Música 2018, y se realizaron entre el 16 y 22 de mayo en el Aula Magna de la Usach y en los Centros Culturales de la comuna de Cerro Navia y San Antonio, lo que posibilitó no solo que niños y jóvenes escucharan composiciones clásicas, sino que descubrieran cómo la música también puede ser protagonista de las transformaciones sociales.

A continuación compartimos una entrevista a Sebastián Camaño para profundizar sobre este trabajo de mediación que relacionó música, política y audiencias.

Como impulsor de estos conciertos ¿Cuál es la diferencia más clara de este programa de obras en relación a otros en los que has participado?
Algo que me encanta de estos conciertos es poder hablar con el público, sobre todo cuando éste es nuevo (ya sean niños o gente que no asiste regularmente a un concierto por diversos motivos); poder conectarlos con lo que van a escuchar más allá de la música en si misma. Lo que ha ayudado en esto es que tanto en 2017 y 2018 he planificado y estructurado los repertorios bajo conceptos o ideas que le dan unidad al programa, además de la fantástica disposición de la Orquesta Usach y de todo el equipo técnico/administrativo para innovar en estos conciertos educativos.

¿Crees que falta incluir obras más políticas y dialogar más con los públicos? Desde tu óptica como director joven.
Más que obras políticas yo creo que es necesario poner en contexto las obras que hemos escuchado tantas veces y relacionarlas con música nueva y con nuestra realidad. Las emociones, sentimientos e incluso los contextos históricos vividos por los grandes compositores muchas veces son muy similares a nuestra época, lo que inmediatamente genera un nexo potente entre el arte, los artistas y el público, generando un sentido de pertenencia transversal.

Sebastián Camaño junto al tenor Francisco Huerta y la Orquesta Usach, al término de la obra «El país de sed» en la comuna de San Antonio (V Región). Foto: GaryGo.

¿Cómo sentiste que fue la recepción del público, estudiantes y jóvenes con esta propuesta musical?
La gran apuesta fue la obra “El país de sed”, ya que el público objetivo en los conciertos educativos eran niñas y niños de cuarto básico a cuarto medio y tanto el lenguaje musical como los textos eran complejos y a ratos muy fuertes. Sin embargo, tuve la oportunidad de hablar con varios niños y profesores después de los conciertos y decían que por lejos esta había sido su obra favorita. Aquí no hubo solamente una explicación de la obra, su texto y contexto, sino también un llamado a que como jóvenes y ciudadanos no ignoraran todo lo ocurrido en nuestro país, latinoamérica y el mundo, pues la violencia nunca puede ser el motor de cambio en la sociedad. Indispensable fue incorporar a un solista de excelente nivel, gran proyección y pleno compromiso con las complejidades de la obra y su temática, por lo que Tomás propuso al joven tenor Francisco Huerta, quien le hizo un alto honor a la música escrita por Brantmayer y a los textos de Zurita.

Hablanos sobre la creación de la obra de Tomás Brantmayer “El país de sed”, basada en textos Raúl Zurita
sta idea nació a fines del año 2017 cuando le comenté al compositor Tomás Brantmayer mi intención de incluir una obra que se relacionara con nuestra historia reciente, así como lo hizo Beethoven en su momento. Por esto le conté que quería agregar la Obertura “Egmont” (de la música incidental escrita para la obra de Goethe) y que me gustaría que, así como Beethoven, él se basara en un texto afín, teniendo en cuenta también que en 1986, al interpretarse “Egmont”, la dirección del Teatro Municipal de Santiago censuró la interpretación del texto en español por sus proclamas de igualdad y libertad frente a la opresión, el que finalmente se hizo en alemán sin ser subtitulado. De esta forma, Tomás tomó los textos de Raúl Zurita, en dónde habla de su tortura tras haber sido preso político en la dictadura militar y, a la vez, pone a Beethoven como preso político y torturado en el desierto chileno, lo que quedaba en perfecta concordancia con la línea musical y contextual en la historia del Conde de Egmont (también preso político).

Para concluir ¿Cuál es para ti el rol de la música clásica contemporánea chilena, qué proyección le ves en relación a abrirse a nuevas audiencias y conocer la historia de nuestros músicos?

Sin duda alguna estamos en un auge creativo y de nuevos espacios para la música chilena contemporánea, y con espacios no me refiero necesariamente a las nuevas instancias que se han generado, sino también a que las orquestas chilenas se han abierto a tocar e impulsar la música de compositores actuales dentro de sus temporadas, con mucha mayor frecuencia que antes. Además hay muchos compositores jóvenes que están siendo considerados y se han ganado un espacio en las carteleras o en los nuevos concursos y festivales de composición, como Tomás Brantmayer, Ignacio Salvo, Manuel Bustamante u otros como René Silva y Miguel Farías que de un tiempo a esta parte han consolidado sus carreras y recientemente han tenido importantes estrenos operísticos.

Un punto muy importante es que de a poco las audiencias y los mismos músicos hemos ido cambiando. Hace no mucho tiempo (y quizá todavía en algunas partes) se le daba muy poca importancia a las obras chilenas que se incluían en un programa, dedicándole por ejemplo, un pequeño espacio en relación a las demás obras o incluso poco tiempo de ensayo. Estoy convencido de que eso ha cambiado en el último tiempo, debido a cómo los compositores se han relacionado más cercanamente con el mundo orquestal, ya no solo escribiendo sus obras basándose en la literatura técnica/organológica o -peor aún- en los softwares utilizados para transcribir/escribir partituras, sino que estando más en contacto con los músicos, o también en las temáticas sobre las que escriben sus obras (generalmente contingentes), lo que se ha traducido en que a los elencos les sea más atrayente tocar las obras y mantener ese vínculo con el compositor y su obra, lo que inmediatamente es recibido por el público de otra manera.

La obra «El País de Sed» de Tomas Bratmayer este 2019 será publicada y puesta a la venta en formato vinilo bajo «Aula Records», sello discográfico impulsado por el Departamento de Extensión Usach que en abril próximo tendrá su fecha de lanzamiento oficial.

Registro de un ensayo de la obra «El País de Sed» realizado por el proyecto audiovisual Alunnizajes.
Teatro Aula Magna, mayo 2018.

Texto: Denisse Espinoza.
Entrevista: Daniela Valdés.
Fotografías: Gary Go.

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