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Syntagma Musicum Usach

El conjunto de música antigua Syntagma Musicum fue creado en 1978 e incorporado a la Universidad de Santiago de Chile en 1980. 

Desde entonces y en forma ininterrumpida ha realizado una labor de difusión que considera repertorio europeo y americano hasta el siglo XVII, con especial atención al estudio y la investigación de la música antigua en el continente americano.

Actualmente está constituido por un sexteto de prestigiosos músicos: Jaime Carter (clavicémbalo, órgano), Paulina Mühle-Wiehoff (cello), Hernán Muñoz (violín barroco), Franco Bonino (flauta dulce, fagot y dirección musical), Gonzalo Cuadra (canto tenor) y Rodrigo Díaz (laúd, tiorba y guitarra barroca). Individualmente, sus integrantes realizan actividades académicas, artísticas e investigativas de relieve nacional e internacional, y como elenco han abordado un repertorio que abarca desde el Medioevo hasta composiciones musicales contemporáneas, colaborando con artistas nacionales e internacionales extranjeros, entre los que se cuentan instrumentistas, cantantes, bailarines y coreógrafos.

Iniciada en 1983, su discografía contempla nueve títulos. Los más recientes son De América y Europa (2016), disponible en CD doble y formato digital; Fuga por el derecho de vivir en paz (2020), disponible en vinilo de siete pulgadas y formato digital; y Destinos vencen finezas (2022), editada en CD y formato digital. Estas dos últimas grabaciones fueron grabadas junto al Coro Madrigalista Usach y forman parte del catálogo del sello Aula Records.


Editorial
Por Franco Bonino Valle, director de Syntagma Musicum Usach

El estilo francés es uno de los pilares fundamentales de la música barroca. Numerosas fuentes de la época, de distintas naciones, se refieren a éste destacando su refinamiento, su contención y su notoria predisposición a la danza. Desde la época de Luis XIV y a través de su principal compositor de corte, Jean Baptiste Lully, hubo una voluntad de definir estrictamente sus reglas y códigos estéticos, voluntad que se enmarcaba dentro de la gran política de afianzar el poder francés en Europa a todo nivel, incluido el cultural y artístico. El otro estilo característico del Barroco, el italiano, nunca estuvo del todo ausente en el gusto francés, y -a medida que avanzaron el tiempo y las generaciones- fue más evidente su influencia en los compositores franceses. Nuestro programa sigue esa línea: toma su nombre de una colección de obras de François Couperin que él denominó Los gustos reunidos, en las que intenta fundir estos dos gustos, al menos en teoría. Es lo que mostraremos con obras de este y otros compositores franceses.


Programa

Marc-Antoine Charpentier (1634-1704)
Air sérieux: “Oiseaux de ces bocages” (Aire serio: “pájaros de estas arboledas”)

Anne Danican Philidor (1681-1728)
Sonata “Pour la flûte à bec” (Sonata “Para la flauta dulce”)
Lentement – Fugue – Courante – “Les notes égales et détachez” – Fugue

François Couperin (1668-1733)
Air sérieux: “Qu’on ne me dise plus” (Aire Serio: “No me digas más”) 

Joseph B. de Boismortier (1689-1755)
Sonata para cello y bajo continuo Nº 5, op. 50
Largo – Gavotte – Largo – Allegro

Marc-Antoine Charpentier
Air sérieux: “Ah! Laissez moi rêver” (Aire serio: “Ah! Dejadme soñar”)

Elisabeth Jacquet de la Guerre (1665-1729)
Sonata Nº 1 (para varios instrumentos)
Adagio-Presto-Adagio-Aria- Presto

Jean Marie Leclaire (1697-1764)
Sonata para violín y bajo continuo
Allegro ma non troppo – Aria – Gratioso

Marc-Antoine Charpentier
Aria de El enfermo imaginario: “Zerbinetti”


Syntagma Musicum Usach

Jaime Carter: clave
Gonzalo Cuadra: canto
Rodrigo Díaz: laúd, tiorba y guitarra barroca
Paulina Mühle-Wiehoff: cello barroco
Hernán Muñoz: violín barroco
Franco Bonino: flauta dulce, fagot barroco y dirección musical


Notas del programa, por Gonzalo Cuadra

En la Europa del Barroco había algunos estilos musicales muy distinguibles, al punto que significaban una pertenencia cultural. ¿Los tres más distintivos? El estilo italiano, el estilo español y, ciertamente, el estilo francés. Este último tenía sus características en el gusto por un virtuosismo más refinado, ornamentaciones pequeñas y sugestivas y la influencia de la danza, incluso en obras vocales e instrumentales; su diseño melódico más austero que el italiano, pero siempre bello; el gusto por la mesura y la expresión noble; y, sobre todo, un sentido unitario bajo la mirada del Rey. Es decir, más que de una moda o un gusto, podríamos hablar de un estilo oficial que tenía su epicentro en París y Versalles (mi Diccionario de la música barroca tiene 58 páginas dedicadas a Francia y, de ellas, sólo cuatro a las provincias fuera de la capital). El estilo francés se apreciaba y defendía, en especial de su competencia más cercana y seductora, que era el estilo italiano. La cosa era simple: en la corte de Francia se medía tu lealtad al monarca por la música de tu playlist. Eso no quería decir que más de algún músico no dejara colar la italianidad en sus composiciones, ya fuera como un ingrediente, para homenajearlo o para reírse.

Lo bueno de todo esto es que Francia contaba con artistas de gran valía y compositores destacados que podían sostener no solo un gusto, sino siglos de bellezas. El presente programa es un viaje por algunas de esas músicas y, de paso, un sutil viaje de este estilo francés hacia la influencia italiana. Vamos en orden cronológico.

El gran Marc-Antoine Charpentier no la tenía fácil. Para empezar, había estudiado en Italia y no escondía tal admiración. Por otra parte, era una amenaza para Jean Baptiste Lully, que era el compositor oficial de la corte. Por ello trabajó bastante en provincias, se ocupó de repertorio sacro y el mundo vocal profano, que incluía bellas canciones y música incidental para obras de teatro. Aquí oiremos tres de esas piezas vocales y un último ejemplo de parodia: es un solo italiano en estilo veneciano para la obra de teatro El enfermo imaginario (Le malade imaginaire) de Molière.

Excepcional compositora y excepcional mujer, a Jaquet de la Guerre su gran talento le permitió tener un sitial importante en la corte. Fue la primera mujer en componer y estrenar una ópera en Francia y de las primeras, además, en publicar sus obras. Sus trío sonatas tienen una mirada en Francia y un poco de Italia.

François Couperin fue uno de los más reputados maestros de clavecín y órgano. Le debemos una gran cantidad de obras de cámara y, además, una sutil pero efectiva mezcla de estilo francés e italiano.

Músico precoz, Philidor pertenecía a una familia de músicos de destacada presencia en la corte. Fue fundador de los famosos Conciertos espirituales en 1725.

Boismortier fue el compositor que popularizó la flauta en Francia. Su catálogo de obras comprende mucha música instrumental para una variada mezcla de instrumentos. Fue el primero en publicar conciertos para instrumentos específicos de un solista en Francia.

Finalmente, Jean Marie Leclaire, cerrando el Barroco. Gran violinista, gran viajero, muy admirado y de trágica muerte. En su sonata para violín se puede sentir la influencia italiana y francesa, con un movimiento que tiene clara influencia de Vivaldi y un siguiente indudablemente francés, tipo danza.

Así cerramos este viaje de gustos reunidos, con el estilo francés claramente en sus obras y su corazón, pero con el rabillo del ojo mirando a la seductora Italia. Que no lo sepa el Rey.

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